Juraron que se querrían toda la vida.
Al salir de la iglesia, ella parpadeó cegada por el sol y él bajó la cabeza buscando la cruz blanca que su amante dibujó en el suelo durante la ceremonia. Repasaron los cálculos durante varias tardes. Si ella resbalaba justo en ese punto y caía de espaldas, se habría desnucado al llegar al final de la escalinata.
Al salir de la iglesia, ella parpadeó cegada por el sol y él bajó la cabeza buscando la cruz blanca que su amante dibujó en el suelo durante la ceremonia. Repasaron los cálculos durante varias tardes. Si ella resbalaba justo en ese punto y caía de espaldas, se habría desnucado al llegar al final de la escalinata.
Uy, qué barbaridad de relato, Carmen. Te enlazo ipso facto.
ResponderEliminarAbrazos,
PABLO GONZ
Me alegra que te haya gustado, Pablo. Un abrazo.
ResponderEliminarPara toda la vida... pero cómo es posible asumir eso?
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