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La duda

Se dijo a sí mismo que esa noche no volvería a casa, agarraría la bici y se iría a recorrer mundo. Mejor dejarlo todo como está, irme sin avisar, pensó; mejor improvisar. Entró en el garaje, se metió la cartera en el bolsillo, preparó una pequeña mochila con ropa de abrigo y un cepillo de dientes, se subió al sillín y comenzó a pedalear. La avenida era larga y pedaleó recto durante largo rato. Los semáforos estaban en verde. De pronto, un semáforo en rojo y un cruce. Miró a la derecha, miró a la izquierda. Dudó. Volvió a mirar a ambos lados. No vio nada en ninguna dirección que le llamara la atención, ningún horizonte hacia el que pedalear, ningún pájaro o soplo de viento que le hiciera una señal. De repente, se sintió cansado y vacío. Se le ocurrió que ya era mayor para andar de aventurero por la vida. Miró el reloj y vio que eran las cinco menos cuarto. Si se daba prisa, pensó, llegaría a tiempo para recoger a su hija del colegio.

Comentarios

  1. Ahora vivirá con la duda de como hubiera sido su vida de aventurero. Lo positivo, su hija disfrutará de su padre ¿no?

    Da para reflexionar.

    Besos

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  2. Gracias, Elysa, por tus reflexiones. A menudo, el salir a la aventura es un espejismo; la verdadera aventura es disfrutar cada día de nuestra pequeña gran vida como si fuera el último. Un abrazo.

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  3. Buen relato, ameno y ligero, disfruté de su lectura.
    Gracias por visitar mi espacio.
    Saludos.

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  4. Gracias, Mercedes, por la visita y el comentario. Tu espacio me gustó mucho, así que me "verás" a menudo. Un saludo.

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  5. Un final magnífico, Carmen. Le deja a uno sin respiración, sin saber del todo si este tipo es un inepto, un cobarde... o uno de nosostros.

    La vida es la aventura, hagamos pues una aventura de la vida. La nuestra.

    Besos intrusos.

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  6. Todos somos algo sabios, algo estúpidos, y tenemos una pizca de cobardía untada con valor.
    Gracias por la visita. Espero seguir viéndote por aquí.

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