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El origen

Entre las tinieblas
la lluvia avanzaba certera
acallando sombras crepitantes.

"No sigas", me dijo.
"Estás entrando en una nada desconocida
que habita en mis entrañas y protejo.
Soy el celoso guardián
del monstruo al que rindo tributo.
No dejaré que lo alumbres
ni lo enfrentes.
No permitiré que me liberes.
¿Qué harías después
con mi alma extenuada?
¿Acaso llorarías conmigo
el dolor que me conforma?
¿Acaso gritarías conmigo
la rabia hecha jirones
que me cubre la piel?
¿Acaso cubrirías tu frente
implorando de rodillas
que se acaben los sentidos,
que se olvide la memoria,
que se rompa el maleficio?
O te irías,
la misión cumplida
de acallar tu conciencia doliente
salvando un rostro
que ya no sueña con ser mirado.
¿Qué harías con el campo yermo
una vez muerto el monstruo
y vacías las cavernas?
¿Qué nombre me pondrías?"

Comentarios

  1. ¡Jo, Carmen! mira que yo soy mala para comentar poesía, me gusta pero... y yo aquí imaginando miles de historias y al final... ¿Eva?
    Volveré más tarde...

    Besitos

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  2. Me ayuda mucho leer tus comentarios, así que, si quieres seguir contándome qué es lo que no te cuadra, te "escucho".

    ResponderEliminar
  3. No debiéramos cambiar el curso natural de las cosas, no a menos que seamos capaces de dejarlas mejor que estaban, porque corremos el riesgo de destruir su belleza, inquietante, sí, pero bella.
    He vuelto, y me alegra volver a tu casa.
    Feliz 2012.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Hola Mercedes. ¡Qué bueno verte de nuevo por aquí! Espero que hayas descansado todo lo necesario para volver a las letras con más energía que el año anterior. Otro abrazo para ti y feliz 2012.

    ResponderEliminar

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