Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2011

La mitad de Óscar

Manuel Martín Cuenca (España, 2011) Esta es una película que disgustará a muchos, pero es realmente valiente y muy personal. Valiente porque se aparta por completo de lo que el público general, incluso parte del "entendido", espera encontrar en una película. No tiene banda sonora, o mejor dicho, tiene una banda sonora muy peculiar: el sonido de la vida misma que rodea al protagonista, un vigilante que pasa el día solo custodiando una salina abandonada en Almería. Pero la soledad, a veces, tiene mucho ruido, como el del viento que sopla en el vacío de la salina y arremete contra el metal de las máquinas oxidadas, como el de los recuerdos indecibles del protagonista que calla y calla y calla... por una poderosa razón que el director nos desvela justo al final. La película, según nos cuentan, está hecha en cinemascope para subrayar esa sensación de inmensidad vacía en la que vive el personaje principal. Y la cámara no sólo se preocupa por dar cuenta de una fotogra

I

El cielo de Palencia a las 8:30 horas del sábado 22 de octubre, al lado del parque de juegos infantiles de El Salón. Me gusta caminar por la ciudad a esas horas. Tiendo a ser noctámbula y no tengo ocasión de disfrutar de los amaneceres, pero el sábado no me quedó más remedio y aproveché para callejear. Un par de bares abiertos con camareros demasiado despiertos y clientela moribunda; alguna que otra persona paseando al perro; los minicamiones barrenderos cruzando el parque a toda velocidad acompañados por el sonido intermitente de la señal de aviso. Hace frío pero la ausencia de nubes augura un mediodía caluroso. Los pájaros siguen trinando desde no se sabe qué hora y ya no pararán. Puedo contar las pisadas. Puedo abrir los ojos y mirar el mismo camino con la alegría de volver a verlo. De repente, las farolas se apagan: todas a la vez. Cruzo el parque y juego a seguir buscando un bar en el que deleitarme con el siguiente placer: un café con leche en taza grande y con mucha espuma,

I

Se fueron danzando los pájaros.... uno a uno. Una vaporosa nube que asciende y desciende con la ligereza del viento que la guía.

O estranho caso de Angélica (El extraño caso de Angélica)

Manoel de Oliveira (Portugal-España-Francia, 2010) Que me perdonen todos, pero no me gusta Manoel de Oliveira. "Manoel de Oliveira lo es todo", me dijo un compañero a la salida del cine. Y yo le escuché con atención porque en verdad quiero saber qué es lo que me estoy perdiendo, qué no vi y los demás sí; me gustaría descubrir por qué me quedo fuera de sus películas jugando a averiguar si el dormitorio y el salón se rodaron en la misma habitación, o si la leche y el café que caen en la taza son reales. Es un maestro en los recursos que emplea para contar la historia: la fotografía es espectacular (disfruté especialmente de la vista aérea en que el protagonista y su amada salen a volar por los aires fundidos en un abrazo de amor); el sonido "espectral" de fondo en los momentos en que el protagonista cree enloquecer o, tal vez, salvarse; la música del piano como banda sonora —que me recordaba al piano en sala que solía acompañar a las películas en la época del

36 vues du pic Saint Loup (El último verano)

Jacques Rivette (Francia-Italia, 2009) "El último verano" es una película realizada en una clave de humor no siempre aparente. No es apta para aquellos que esperan una puesta en escena lineal y clásica, con todos los cabos atados y un significado inmediato. Requiere del espectador cierto grado de tolerancia al disparate y a recursos narrativos poco convencionales. La película se desarrolla en torno a un pequeño circo en el que el director fallece. Su hija, expulsada del clan hace quince años, vuelve y se reencuentra con el resto de la familia, especialmente con el fantasma de los hechos que dieron lugar a su expulsión. El efecto catalizador corre a cargo de un millonario ocioso que deambula por el mundo en un convertible siguiendo el camino por el que la corriente de la vida le lleve. A mi modo de ver, una de las mejores escenas de la película es la primera: el coche de la protagonista se ha averiado y el millonario se detiene para ayudarla. Ninguno de los dos p

Visitas